A 200 años del encuentro de
José
de San Martín y Simón Bolívar en Guayaquil
Publicado en Diario Perfil, Buenos Aires, 17 de agosto de 2022.
Un repaso por algunas de las horas más difíciles y
decisivas del Padre de la Patria. El encuentro entre los líderes y el acuerdo
que no fue.
Juan José Canavessi*
Hace pocos días, se cumplieron dos siglos de las
reuniones entre José de San Martín y Simón Bolívar,
llevadas a cabo el 26 y 27 de julio de 1822 en la ciudad de Guayaquil. Esos diálogos,
envueltos en un hermetismo que le otorgó al evento rasgos de enigma, fueron
objeto de diversas interpretaciones.
Entre ellas, algunas se centran en oponer rasgos de
la personalidad de ambos generales. Otras, son deudoras de la necesidad de
construir héroes para nutrir épicas nacionales. Y no faltan las que parecen
emular el cuento de Borges, en que la aparición de documentos trascendentes
amaga esclarecer definitivamente el misterio, aunque sin lograrlo.
La falta de acuerdos entre figuras tan eminentes,
de cara a enormes desafíos, puede causar extrañeza. Pero si se considera la
complejidad del escenario y las diferentes ideas, contextos y posiciones de
ambos, el resultado de la conferencia alcanza cierta verosimilitud.
Bolívar se encontraba en el apogeo de su marcha
victoriosa hacia el sur, presidente de una república que ampliaba
progresivamente su territorio sobre los que actualmente abarcan Colombia,
Panamá, Venezuela y Ecuador.
Por su parte, San
Martín, Protector del Perú y a cargo del mando
político y militar desde la independencia proclamada en Lima el año anterior,
atravesaba una posición de debilidad política y no contaba con suficientes
recursos para derrotar definitivamente al virrey de Lima, que se había retirado
de la capital y se hacía fuerte en la sierra y el Alto Perú.
Otro elemento a considerar es la disputa entre Perú
y Colombia por la incorporación de Guayaquil a sus jurisdicciones. Con ocasión
de las entrevistas, Bolívar ofició como
anfitrión, expresando claramente su negativa a ceder el dominio sobre esa
ciudad. Los conflictos limítrofes de esa frontera han
generado rispideces y enfrentamientos hasta nuestros días.
Además, tenían visiones diferentes sobre la forma
de gobierno a promover en los pueblos emancipados. Bolívar adhería a la instauración de repúblicas,
mientras que San Martín prefería el establecimiento de una monarquía
constitucional.
Si bien el proyecto republicano bolivariano se
inspiraba en el modelo monárquico británico, las tratativas de San Martín en
busca de un miembro de alguna familia real europea para ser coronado en el
Perú, a pesar de arraigar en ideas liberales, provocaban resistencias y
suspicacias entre los patriotas, incluido el propio Bolívar.
En ese contexto, en Guayaquil, San Martín propuso a
Bolívar unir fuerzas para culminar con la resistencia realista. A fin de
facilitar la operación, se mostró dispuesto a ponerse a las órdenes del general
caraqueño. Bolívar, invocando una situación regional aun no suficientemente
consolidada, prefirió limitarse a ofrecer ayuda a través del envío de oficiales
y tropas, retribuyendo a San Martín la colaboración recibida el año anterior
para que el ejército patriota, comandado por Sucre, lograse la liberación de
Quito.
San Martín retornó
decepcionado a Lima. En su ausencia, se habían desarrollado
convulsiones políticas que derivaron en la destitución de miembros de su
gobierno y el destierro de Monteagudo. El Protector restauró el orden y
promovió la creación de un Congreso Constituyente, ante el cual renunció el 20
de septiembre.
En su discurso, prolijo en lo institucional y
optimista respecto del futuro, afloró su disgusto ante cierto clima adverso
hacia su persona: “ya estoy aburrido de oír
que quiero hacerme Soberano”. Esa misma noche,
intempestivamente, partió hacia Valparaíso. Tomás Guido, ministro, compañero de
armas y amigo, en un escrito publicado en 1864, expuso que mientras intentaba
convencerlo de permanecer en Lima, el Libertador le habría dicho: “Bolívar y yo
no cabemos en el Perú”.
No existen dudas acerca del respeto y admiración
que se dispensaron. San Martín no obtuvo
éxito en los propósitos que lo llevaron a Guayaquil,
pero durante sus largos años en Europa, el retrato de Bolívar estuvo siempre
presente en su habitación. Si bien compartieron objetivos y una visión de
unidad continental, algunas diferencias, contextos y circunstancias
obstaculizaron acuerdos e integración. Tal vez, una muestra prematura de la
recurrente distancia entre la proclamación de la “patria grande” y su real
construcción.
*Lic. en Historia (USAL), Filosofía
(UNTREF) y Teología (UCA). Profesor de la carrera de Historia de la Universidad
del Salvador.
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