La
independencia de Bolivia fue proclamada el 6 de agosto de 1825 en un Congreso
celebrado en Chuquisaca (hoy Sucre). La celebración del bicentenario, es una
ocasión propicia para reflexionar sobre la historia de Bolivia. Para ello, se
publica un diálogo académico realizado hace diez años, en el cual cinco
profesionales analizan el papel didáctico y político de los libros de historia.
Por
Ximena Medinacelli
(Doctora
en Historia, docente titular de la Carrera de Historia y del Instituto de
Estudios Bolivianos de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Miembro de la
Coordinadora de Historia y de la Academia Boliviana de la Historia)
Publicado
en T’inkazos, vol.18 no.37 / La Paz
julio 2015
http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1990-74512015000100002
CONTEXTUALIZACIÓN
Entre
junio y julio de 2015, y después de cuatro años de intenso trabajo, se publicaron
seis tornos de la colección Bolivia, su historia. Este emprendimiento de la
Coordinadora de Historia, una institución que aglutina a historiadoras e
historiadores y que viene trabajando por más de 20 años, no pretende ser ni la
historia oficial de Bolivia ni la definitiva, sino el aporte de una mirada
plural al devenir del país.
Los
29 investigadores involucrados en el proyecto plasmaron sus propios resultados
de investigación en la obra, pero además recuperaron el conocimiento publicado
en libros, artículos y ponencias dispersas. En parte, el trabajo implicó eso,
reunir la información académica confiable, para informar y analizar las
culturas originarias (10000 a.C-1540 d.C); los siglos coloniales (s. XVI-XVI
I); las reformas, rebeliones e Independencia (1700-1825); la República de
Bolivia desde su emergencia y nacimiento hasta sus centenarios (1825-1925); y
el siglo XX, del nacionalismo al Estado Plurinacional.
La
experiencia docente, especialmente de las coordinadoras de los tomos (María
Luisa Soux, Evgenia Bridikhina, Rossana Barragán, Magdalena Cajías y Ximena
Medinacelli) pero también de varios de los autores, ha inspirado la escritura
de estos libros. Se buscó hacer textos serios, sólidos, confiables, pero lo
suficientemente ágiles para ser leídos por jóvenes y adultos, no necesariamente
especialistas en historia. Como alguna vez nos comentó el ya desaparecido Josep
Barnadas, una obra de compendió solamente se puede hacer luego de una larga
trayectoria. Probablemente por estas características, el proyectó le interesó
al periódico La Razón que publicó y difundió la colección. Con ello ayudó a una
de nuestras metas: buscamos que la gente se apropie de su historia, que la
sienta cercana y no en manos de un grupo de eruditos. De este modo, como nos
propusimos inicialmente, buscamos ayudar a conformar un público reflexivo y a
construir una ciudadanía crítica de su pasado.
Con
el objetivo de poner en contexto la aparición de los seis tomos de la colección
Bolivia, su historia, y analizar en perspectiva su contribución, invitamos al
Diálogo académico de Tinkazos a cinco prestigiosos profesionales. Dos de los
invitados son autores de obras de historia general de Bolivia -Carlos D. Mesa y
Herbert Klein-. La historiadora María Luisa Soux participó como representante
de la Coordinadora de Historia. Esteban Ticona, autor de varios trabajos de
historia con énfasis en la perspectiva indígena, y Fernando Molina, periodista,
ensayista sobre temas de historia, también contribuyeron con sus análisis en la
actividad desarrollada el jueves 21 de mayo de 2015. Entrevistamos a Herbert
Klein, quien radica en Menlo Park California, después de realizado el diálogo,
por tanto sus comentarios tienen como base la transcripción del mismo.
Comenzamos
evaluando las perspectivas con que se escribieron las historias generales que
se leen actualmente. Estamos hablando de la Historia de Bolivia de Carlos Mesa,
José de Mesa y Teresa Gisbert (1958, primera edición con Humberto Vázquez
Machicado, sobre la que se elaboró la Historia de Bolivia de Mesa-Gisbert del
año 1997); de la Historia General de Bolivia de Herbert Klein (1982, primera
edición) y también de la serie de artículos titulada Bolivianos en el tiempo
(1993, que salió por fascículos en el periódico La Razón) obra colectiva, que
aunque tuvo una difusión relativamente restringida, intentó ser una historia
general. Estas obras tienen una deuda intelectual con otras anteriores, por
ejemplo la de Mesa-Gisbert es heredera del Manual de Historia de Bolivia elaborada
con Vázquez Machicado en 1958; y a su vez, se inspiró en la obra de Luis Paz
aparecida en 1910 con el tituló de Historia general del Alto Perú, hoy Bolivia.
Klein, por su parte, explica que para él fueron importantes las historias de
Enrique Finot (Nueva historia de Bolivia, ensayo de interpretación de Tiwanaku (Buenos
Aires, 1946; La Paz, 1955) y de Alcides Arguedas (Historia general de Bolivia,
1922).
Precisamente
sobre Arguedas giró parte del dialogo pues su influencia fue fundamental para
la creación de un imaginario sobre el pasado boliviano. Arguedas contribuyó a
fundar una visión negativa del país, un "pueblo enfermo", clases
dirigentes ineptas, pérdidas territoriales permanentes... Esta lectura de los
hechos marcó a fuego la idea sobre nuestro devenir histórico, y lo que implica
al presente y al futuro. Según esta perspectiva habría que explicar por qué a
pesar de las enormes riquezas naturales estamos entre los países más pobres de
América Latina. En el conversatorio se analizó el papel de las historias
generales en la construcción no solo del imaginario sino de la identidad
nacional.
En
relación a las perspectivas con que se escribieron las historias generales, los
participantes consideraron la influencia de estas obras en el público y diferenciaron
trabajos como el de Klein que es también un ensayo de interpretación, del de
Mesa-Gisbert, más amplió y por tanto pensado sobre todo como un libro de
consulta. María Luisa Soúx apunto que otra perspectiva tienen los textos
escolares, importantes por su impacto sobre las nuevas generaciones. Se destacó
que, además del papel didáctico, los libros de historia tienen un propósito
político; en palabras de Fernando Molina, el conocimiento de esta adversidad,
subrayada por Arguedas, permite plantear la reparación, un nuevo futuro.
Entonces, la escritura de textos de historia, y muy especialmente de las
historias generales, no es un hecho meramente académico sino, al mismo tiempo,
ideológico.
Luego
se preguntó a nuestros invitados acerca de los vacíos que encuentran en estas
historias generales. Esteban Ticona observó la menor importancia dada a los
pueblos indígenas y también a las regiones, y los otros panelistas anotaron la
menor producción de trabajos sobre historia económica. Finalmente, constatando
la amplitud de la información y posibles enfoques que una historia
relativamente completa requiere, y tomando en cuenta la abrumadora producción
sobre historia y arqueología de Bolivia, se consultó acerca de las
características que tendría una obra colectiva. Hubo acuerdo en anotar las
ventajas de una obra colectiva como ser el dialogo interno y contar con
especialistas en diversas áreas de la historia.
Después
de más de una hora de conversación, el diálogo se cerró quedando pendiente la
entrevista con Herbert Klein, misma que se concretó vía skype. Klein hizo una
reflexión sobre la historiografía boliviana subrayando sus logros y
debilidades; y celebro la publicación de Bolivia, su historia.
Quiero
cerrar esta introducción agradeciendo la colaboración de todos los panelistas
al igual que al personal del Pl EB que hizo el trabajo de grabación,
transcripción y corrección de este dialogo.
Ximena
Medinaceli
El
número 37 de la revista T'inkazos versa sobre temas de historia a propósito de
la reciente publicación de los seis tomos de Bolivia, su historia. En este
dialogo, queremos recuperar la visión que tienen ustedes acerca de las
historias generales que circulan en la actualidad en la perspectiva de esta
nueva obra.
Hemos
invitado a Carlos Mesa por muchas razones, pero, entre otras, porque es coautor
de una de las historias más difundidas como es la Historia de Bolivia, que nace
del Manual de Historia de Bolivia que hicieron sus padres en los años 50. Se
trata de una obra de mucha trayectoria. Carlos es una persona que maneja muchos
ámbitos, y aunque por filiación se mueve con facilidad en temas de la Colonia y
la historia del arte, temas dominados por sus padres, Teresa Gisbert y José de
Mesa, no sé si me equivoco, pero personalmente lo veo más interesado en el siglo
XX. También hemos invitado a Herbert Klein que es el autor de la otra historia
general más difundida; él se encuentra fuera del país, y hará un comentario a
la transcripción que le mandemos.
Fernando
Molina es un periodista muy acucioso en temas de historia. Fernando cuenta con
el Premio Rey de España con el artículo "Pensar Hispanoamérica: el
inicio". Tiene, por tanto, una mirada muy particular de la historia
colonial que es un punto en debate en nuestro medio.
Por
su parte, Esteban Ticona ha trabajado la historia de Jesús de Machaca con
Xavier Albo y Roberto Choque. La de Esteban es una mirada también diferente, no
es un historiador propiamente, pero como ha sido la tradición boliviana, se
hace historia desde otras disciplinas y entiendo que su perspectiva es desde
los pueblos indígenas. María Luisa Sóux, cuya presencia femenina tiene su
propio peso, es miembro de la Coordinadora de Historia, también coordinó uno de
los tomos de Bolivia, su historia aportará desde la perspectiva de una
historiadora. Con un doctorado en Historia, el periodo que maneja mejor, aunque
da clases sobre otras etapas, es la Independencia. Tenemos estas cuatro
perspectivas que nos van a permitir debatir y mirar los textos de historia de Bolivia
que ahora circulan. Las preguntas están orientadas a tres áreas: una académica,
sobre qué información y qué perspectivas tienen las historias de Bolivia que
ahora circulan; otra más mediática que se refiere a como se influye en el público
y como se reciben estas historias; y una tercera más práctica en torno a cómo
se hace o cómo es posible hacer este trabajo. Desde la evaluación de la
Coordinadora, vemos que actualmente -y ustedes me pueden corregir y ser parte
del debate-hay tres historias generales de Bolivia que son las que más se difunden.
La primera es la Historia de Bolivia de Carlos Mesa y sus padres; la otra es la
de Herbert Klein que es un compendio realizado por un profesional no boliviano
con una perspectiva más externa; hay un tercer texto que no es propiamente un
libro sino fascículos de historia que salieron con un periódico, con el título
de “Bolivianos en el tiempo”, realizados bajo la dirección de Alberto Crespo e
integrados por artículos sueltos, no están ligados por una problemática.
Con
esta introducción, va la primera pregunta: ¿con qué perspectivas creen ustedes
que se realizaron las historias de Bolivia que hoy se difunden? Ahí puede
entrar el tema de si creen que son estas las historias de Bolivia más
difundidas. Empezamos con María Luisa.
María
Luisa Soux
Hay
que aclarar que todas se llaman historias de Bolivia, pero que son diversos
tipos de textos que tienen objetivos diferentes y por lo tanto perspectivas
diferentes. Unas son las historias generales, y la más clásica es la de Alcides
Arguedas; otras son los manuales de historia, por eso creo que es importante
resaltar que lo que era Manual de Historia de Bolivia de Mesa Gisbert ahora se
ha vuelto Historia de Bolivia] y un tercer grupo son los textos escolares sobre
historia de Bolivia que están planteados desde una perspectiva más didáctica, y
la diferencia es precisamente los objetivos con que se realizaron estas obras.
Las
historias de Bolivia no tienen un objetivo de divulgación sino de plantear
nuevas ideas, ampliar conocimientos, presentar perspectivas nuevas de análisis,
etc.; mientras que el manual tiene el objetivo de divulgación, dedicado ya sea
a un público amplio o a un público más universitario; finalmente los textos
escolares tienen un objetivo claramente pedagógico. Yo creo que desde ese punto
de vista, desde el objetivo de por qué escribir estos libros, es necesario
hacer la distinción.
Ahora
sobre las perspectivas. Creo que todos los libros y las historias de Bolivia se
han escrito dentro de un contexto y este contexto ha ido cambiando. Hay casos
de nuevas ediciones que quedan en el contexto anterior y otros, como el libro
de los Mesa, donde claramente uno ve el libro que se hizo inicial mente en 1955
o 1958, y de la primera edición a la última hay grandes cambios, entonces ha
cambiado también la perspectiva de análisis. Y ni qué decir de la edición de
Alcides Arguedas, esa se ha quedado y hoy en día no es una historia general,
puede ser considerada como una fuente para analizar como pensaba Alcides
Arguedas. Lo mismo ocurrio con otro libro que creo que es importante: La cara
india y campesina de nuestra historia, que inicialmente se llamaba "La
cara campesina de nuestra historia" y le han cambiado el titulo porque ha
cambiado el contexto y la perspectiva de análisis de ese libro.
Ximena
Medinacelli
Gracias
María Luisa, si alguien quiere comentar...
Fernando
Molina
Sí,
sobre ese tema quisiera decir algunas cosas. Creo que hay que hacer una
diferencia entre las historias: las historias generales publicadas en el pasado
que han sobrevivido y las que no han sobrevivido, para luego hablar de las
historias modernas que están circulando actualmente.
La
más importante, la más difundida de los manuales de historia del pasado, fue la
de José María Camacho, que, sin embargo, ha desaparecido, justamente por lo que
ya se ha señalado. En cambio hay otro tipo de historias generales que, como ha
dicho María Luisa, perduran, porque detrás de ellas hubo un autor. Aunque desde
el punto de vista de la historia moderna ya no sean un buen reflejo de lo que
debería enseñarse como historia general, sin embargo, son parte de la
bibliografía boliviana y van a seguir siendo parte de ella.
Por
tanto, debemos abordar no solamente las historias que están presentes ahora en
el mercado, sino también las historias que se han escrito en el pasado y que
evidentemente ya no son un reflejo cristalino de las cosas, tienen muchos
errores y cuestiones incompletas y demás, pero que siguen estando en las
bibliotecas del boliviano cuito. Me refiero concretamente a las historias
generales de Arguedas y de Enrique Finot. Me parece interesante el
planteamiento que hacen ambas historias. Como se sabe, en general las historias
generales resultan de dos procesos ideológicos en el país: por un lado, el auge
del positivismo a fines del siglo XIX y comienzos del XX, que lleva a los
intelectuales bolivianos a buscar y desarrollar la ciencia en todas las áreas.
Sabemos que Arguedas se inspiró en historiadores positivistas europeos, que él
quiso ser algo así como Taine. Ahora bien, otra cosa es que realmente sea un
positivista, porque en la época de la Historia General'de Arguedas, que es de
los años 20, ya había llegado al país el romanticismo, esto es, la reacción al
positivismo, las filosofías alemanas,... etc., todo lo cual influye en Arguedas
y antes en Gabriel Rene Moreno, Ignacio Prudencio Bustillos, etc. Estas ideas
influyen en todos los pensadores, los llevan a matizar el positivismo, sobre
todo en un sentido nacionalista; con lo que tenemos que la combinación de ambos
sería positivismo igual busqueda de una historia científica, más nacionalismo
igual búsqueda del alma nacional.
Vemos
que en esas dos historias nacionales, tanto en la de Arguedas como en la de
Finot, lo que hay son tesis sobre el país. Se trata propiamente de ensayos. Por
eso una de ellas, la de Enrique Finot, se llama Ensayo de interpretación
sociológica de Bolivia. No buscan hacer un recuento de hechos, como prescribía
el positivismo, sino interpretar el alma del boliviano. Arguedas habla de la
necesidad de superar un pasado glorioso pero infame, sabemos cómo pensaba él,
en el que el país estaba gobernado por los militares, etc., y utilizar la
historia como una especie de medio de catarsis moral, de mejoramiento moral del
boliviano.
Por
su parte, Finot nos plantea la necesidad de interpretar la historia de Bolivia
en un sentido historicista, en un sentido spengleriano, como si el país fuera
un niño que va creciendo; su tesis es que los hombres no pueden cambiar la
historia más allá de las etapas que están establecidas para una colectividad.
En
ambos casos lo que en realidad tenemos son ensayos; para María Luisa serán
fuentes de investigación y para el resto de los bolivianos serán ensayos para
entender nuestra realidad, parte de nuestra bibliografía clásica. Por eso en mi
biblioteca y en la biblioteca de todos ustedes está la Historia de Arguedas,
está la Historia de Finot, que son las dos historias generales previas a este
periodo más moderno, más científico -en el sentido real, no en el sentido
arguediano-que incluye a Klein, a Vázquez Machicado, a Mesa y a Crespo.
Esteban
Ticona
Para
mí esta bibliografía que se ha mencionado y otras denotan que hay tres
vertientes que están en permanente disputa. Una clasista que dependiendo del
momento será oligárquica y después quizás de otras clases sociales; esa es una
vertiente que también tiene sus matices. Es la que construyó la historia de
Bolivia como la historia de los presidentes, una cosa absolutamente ridícula.
Esa es una vertiente que se ha ido remozando.
La
otra vertiente es la regional, es la historia regional que considero no ha sido
bien reconocida a excepción del libro de José Luis Roca {Fisonomía del
regionalismo boliviano, 1979/1999) que se ha vuelto clásico para entender la
fisonomía regional contemporánea de Bolivia; con Roca fluye ese tema pero antes
de Roca hablábamos con María Luisa de Federico Ávila {La revisión de
nuestropasado^936), extraordinario estudioso de la historia regional pero su
aporte no ha sido reconocido, ni siquiera es citado por Roca. Me llama la
atención que hasta hace poco ha sido una perspectiva que permanecía oculta.
La
tercera perspectiva es la historia indígena, que ha sido marginada, se ha
explicitado poco, aunque en estos últimos años obviamente hay trabajos que han
ido publicándose, dando énfasis a la historia indígena. Entonces, en una
síntesis muy apretada, diría que hay una prevalencia de ese historial de clase,
de la historia oligárquica, en cambio se ha dado menos importancia a la
historia regional y a la historia indígena.
Ximena
Medinacelli
Son
perspectivas bien interesantes pero muy diversas. Cada uno ha tomado la
pregunta segun su sensibilidad y eso me parece enriquecedor. Cuando uno hace
preguntas simples, cada respuesta puede darle un alcance diferente. Después de
que Carlos responda vamos a intentar resumir las cuatro perspectivas.
Carlos
D. Mesa
Yo
entiendo la pregunta referida a historias generales de Bolivia, porque si
hacemos un análisis de la historiografía boliviana vinculada al tema indígena,
a los movimientos sociales, a las regiones, podemos tener un debate riquísimo,
pero de lo que estamos hablando aquí es de las historias de Bolivia de carácter
general.
Una
consideración. Hay dos historias que se pueden comprar hoy día: la Historia de
Mesa Gisbert y la Historia de Klein. “Los bolivianos en el tiempo” no es
accesible, aunque uno puede encontrarla en las bibliotecas. De las historias a
las que hacía referencia Fernando, coincido con él que siguen siendo
referencias de carácter bibliográfico básico. En Arguedas hay que hacer un
distingo: la Historia general, que es un compendio, y la de cinco tomos, ambas
son accesibles. Hoy día puedes comprar Arguedas pero casi ya no a Finot.
Voy
a entrar en consideraciones sobre el conjunto de historiadores, alguno de los
cuales ha mencionado Fernando. La primera es cuál es la perspectiva en la que
se realiza un texto de historia, la perspectiva ideológica del momento que
estás viviendo, y tu adscripción desde el punto de vista de como concibes la
historia, el pasado y el presente en tu propia óptica. Yo hago un distingo muy
claro entre nuestro Manual de Historia de Bolivia y la Historia de Bolivia
actual porque son dos libros radicalmente distintos, porque ya no está la parte
de Humberto Vázquez Machicado que ya no se podía parchar, la parchamos el año
88 y el 94 pero mi perspectiva era distinta y tenía que desarrollarla en la
plenitud de lo que yo concebía la historia de los siglos XIX y XX. Mis padres
hicieron correcciones fundamentales en la parte colonial y en la parte
prehispánica. La parte prehispánica estaba a cargo de Dick Ibarra Grasso, esa
parte también fue sustituida porque había sido superada por las investigaciones
arqueológicas anteriores. En consecuencia, hay una reedición completa no
solamente del texto de los siglos XIX a XXI sino de Independencia, Colonia y el
periodo prehispánico.
La
segunda: hoy día lo tenemos mucho más claro que antes, hay periodos
"fundacionales" de la historia, es decir los protagonistas políticos
de esos periodos consideran que están refundando el país, inventan su propia
historia. La historia positivista liberal está vinculada a Finot y a Arguedas
con diferentes perspectivas, probablemente Arguedas mucho más personal, mucho
más subjetiva, y Finot en una mirada más amplia, mucho menos restringida. La
historia nacionalista hizo incuestionablemente otro tanto. Yo creo que, en
algun sentido, los textos de Klein y los de Mesa Gisbert están vinculados a la
construcción del ideario nacionalista de 1952. Uno puede tener la percepción
clarísima de que está adscrito a una lógica de la historia y a una visión de la
política, como nos damos cuenta hoy de la construcción de una nueva historia,
la historia del MAS, la historia concebida por los ideólogos del Movimiento Al
Socialismo que pretenden reformular el pasado cuestionando el
"neoliberalismo", del mismo modo que el nacionalismo cuestiono al
liberalismo.
Termino
diciendo que la incorporación en nuestro texto de temas como los movimientos
sociales y movimientos indígenas fue fundamental, cosa que no existía en el
Manual de Historia del 58. Si se hace una lectura seria de nuestra historia, se
verá que incorpora de manera protagónica a movimientos indígenas, a los
movimientos sociales, obreros, sindicales, etc.
¿LAMENTO BOLIVIANO?
VISIONES DE LA HISTORIA QUE TIENE EL
GRAN PÚBLICO
Ximena
Medinacelli
Gracias
por esa primera ronda. Intentaré un resumen de las intervenciones.
María
Luisa se ha centrado en ver los objetivos de las obras y en el público al que
se dirigen, desde estudiantes hasta un público adulto. También subraya el
contexto en el que han sido elaboradas las obras; en cambio Fernando ha ido
hacia atrás, a obras que han sobrevivido en el tiempo y que desde su
perspectiva marcaron una manera de ver la historia, de este modo rescata a Arguedas
y a Finot como autores cuyas obras son ensayos de interpretación histórica de
un positivismo nacionalista distinto a las historias generales que circulan
actualmente, y que buscan ser más científicas. En cambio Esteban advierte tres
vertientes no en las historias de Bolivia sino más bien en la historiografía en
su conjunto: una clasista, otra regional y otra indígena, aunque considera que
solamente la primera tuvo suficiente fuerza para marcar tendencias. Desde la
mirada de Carlos es la perspectiva que ha buscado cubrir en su propia Historia
de Bolivia, la que ha hecho con su familia, y está vinculada a la construcción
del ideario nacional y sigue esa construcción rescatando hechos del pasado.
Para
pasar a la siguiente pregunta quiero comentarles que en la Coordinadora de
Historia, hemos analizado como se percibe la historia más allá de los textos.
Yo no sé si esta visión de nuestra historia está apoyada en los propios textos
o en una repetición que se hace en las escuelas o en las calles dónde hay una
historia muy negativa sobre el pasado boliviano. Según esta visión hay que
superar el pasado, un pasado que ha sido un desastre del que mejor sería
olvidarse.
Otro
punto que vimos como conflictivo es la idea del colonialismo, como si la
Colonia fuera el periodo más negro de la historia, aquel donde hemos empezado a
destruirnos, hemos juntado las taras que llegaron con los europeos y fue cuando
se destruyó lo originario que era lo limpio.
También
analizamos que las historias generales no alcanzan a incorporar mucho de estos
nuevos aportes y enfoques porque son muy amplios, hay campos y periodos como en
arqueología, en historia en el siglo XIX, en historias del arte, etc. sobre los
que una nueva generación de profesionales está trabajando mucho, lo mismo que
bolivianistas y quedan para especialistas sin llegar al gran publico. Otra de
las críticas que hicimos fue a una historia presidencialista, donde la
perspectiva que orienta todo el desarrollo nacional es la historia política y
eso implica que esa vertiente es la que va a marcar nuestro destino, entonces
en parte de ahí surge la mirada negativa.
Fue
importante el balance entre investigaciones sobre tierras altas y bajas; lo que
se sabe sobre el oriente boliviano y lo que se sabe sobre el altiplano y valles
es desigual. Finalmente, se evaluo que hay muy poco de historia económica y
algo que menciono Carlos, es que en algunos casos la historia que se escribe es
funcional a la política dominante, para justificar tal o cual situación
política. Sobre estos temas podríamos desarrollar una ronda llegando a la
segunda pregunta: ¿cómo se llega al publicó? Les doy la palabra.
María
Luisa Sóux
¿Cómo
evaluar la influencia que se tiene sobre los lectores? Creo que el lamento
boliviano es una herencia de Arguedas, es decir, hemos perdido todo, todo es un
desastre, somos desordenados, somos herederos de un desorden previo, todo es
culpa de este pueblo enfermo, etc., y eso se ve claramente en la influencia que
tienen en los colegios los mismos profesores, porque son algunos profesores los
que van a recalcar esta situación en los jóvenes. Veíamos el otro día que se
había hecho una encuesta en la que se preguntaba: ¿Cómo ves tu la historia de
Bolivia? Y mucha gente del 1 al 7 había puesto 1. Esa historia de derrota
permanente ha llegado con mucha fuerza a los jóvenes con una visión negativa.
Y
entonces sí hay una influencia pero no tanto por las historias generales sino
por los textos escolares que los mismos docentes siguen repitiendo a pesar de
que hay otros textos que son más actualizados. Un ejemplo es el de los textos
que venden en la flota cuando uno viaja a Oruro; se trata de una historia
presidencial, una historia repetitiva, que no tiene autor y es un compendio de
lo peor que podría tener nuestra historia.
¿En
qué otro aspecto ha tenido influencia esta lectura de historias generales? En
una visión andinocéntrica de la historia y cuando los cruceños empezaron a
quejarse de por qué ellos tenían que estudiar Tiwanaku y tener como origen de
su cultura a Tiwanaku yo les encontraba toda la razón. Las historias generales
han salido desde La Paz y los otros departamentos han hecho historias desde su
perspectiva, inclusive en el caso de Vázquez Machicado que era cruceño, pero su
historia sigue siendo una historia desde La Paz, no es una historia pensada
desde otras regiones.
Y
entonces las historias han seguido por lo general esa sucesión: Chiripa,
Wancarani, Tiwanaku, los Incas, la Colonia, ahí entra algo sobre el avance
español por Asunción pero después constantemente se trabaja una visión muy
andinocéntrica dónde no todos se han visto representados.
Ximena
Medinacelli
¿No
es este un reflejó de la propia situación de la historiografía?
María
Luisa Sóux
Para
mí la historia por lo general absorbe lo que se está viviendo en ese momento,
entonces ¿cuál es la otra respuesta?: libros de historia de Bolivia escritos
desde una perspectiva no regional como hablaba Esteban, sino regionalista, y
cuando uno lee ese tipo de libros de algunos autores queda muy impactado porque
es una visión tergiversada en contra del otro. Lo mismo ocurre con el tercer
tema que trabajaba Esteban, el tema indígena, efectivamente ha habido historias
donde ser indígena entraba de soslayo solamente cuando se rebelaban, no cuando
negociaban o cuando tenían sus proyectos. ¿Y cuál ha sido la respuesta?
Historia de militantes indígenas que también tergiversan y modifican. Hay una
historia regionalista y otra historia militantemente indianista que no permiten
hacer el equilibrio porque son respuestas a la visión "tradicional".
Y
entonces cuando hablaba Carlos de momentos fundacionales, efectivamente los
colectivos suelen buscar la historia de lo que consideran momentos
fundacionales, de este modo la "media luna" va a buscar su propia
visión histórica, lo mismo que el Estado Plurinacional, esto impactará en la
educación, ya sea a través de la Ley Avelino Siñani o a través de los textos escolares.
Fernando
Molina
No
sé hasta qué punto es tan distinta nuestra visión de la historia respectó a la
de otros países. Yo conozco un poco la historia mexicana. Los mexicanos también
tienen una visión muy crítica de sí mismos; y es que un elemento de toda construcción
nacional consiste justamente en contraponer un pasado maravilloso, por ejemplo
el azteca o inca, con un momento de pérdida posterior, y luego proponer una
síntesis nacional que sea de alguna manera una recuperación de ese pasado
antiguo y una superación de las taras de la pérdida ulterior.
Lo
mismo ocurre con el asunto de la pérdida de los territorios. México perdió la
mitad de su territorio original. Su derrota frente a Estados Unidos los ha
marcado, generando no solamente las corrientes ideológicas, sino también la
visión histórica de los mexicanos sobre sí mismos.
Entonces,
yo no estoy tan seguro de si esta misma visión que detectamos aquí no está
presente en muchos otros países. Otro ejemplo: la historia peruana sobre la
Guerra del Pacifico es muy parecida a la nuestra, siempre una sensación de
derrota inevitable frente a ese Estado guerrero que es el chileno.
La
visión negativa de la historia boliviana de alguna manera responde a la
realidad del país, que ha sufrido muchas adversidades. Por supuesto, estas
adversidades tienen que ser conocidas. Pero además tiene un proposito político,
porque el conocimiento de esta adversidad permite plantear la reparación, un
nuevo futuro.
Ahora
bien, Arguedas evidentemente exagera esta realidad. Arguedas carga, como
siempre digo, un nacionalismo al revés; sí, Arguedas era nacionalista, pero de
otro país. Posteriormente, y dado que no hay muchos intelectuales que le hagan
gran competencia a Arguedas, la visión negativista se hace más complicada en
Bolivia. Esta es la segunda cuestión. Y la tercera cuestión es cómo los
maestros cuentan la historia en las aulas, de una manera que no tiene mucho que
ver con las historias generales, por ejemplo la historia general de Klein, que
aquí yo quisiera reivindicar. Aunque ya no sea tan actual, como se ha dicho, es
un libro muy atractivo y muy fácil de leer y que supera defectos como los ya
mencionados, es decir, que le da importancia a la economía, le da importancia a
los factores estructurales, no es presidencialista, etc.
Pero,
¿realmente conocen a Klein los maestros? Debieron haberlo leído, pero, ¿lo
hicieron? La historia de los Mesa, ¿la leen los maestros?, ¿la usan realmente?,
¿o solo se basan en apuntes de apuntes, en los que la historia se ha ido
reduciendo a la anécdota presidencialista, política, y a la visión negativa del
país?
Ximena
Medinacelli
Habría
que revisar la Ley Avelino Siñani en otra mesa redonda. Te quería preguntar
Fernando si esta visión negativa que también detectas en México y en otros
países, ¿no crees que se supera si se cambia el énfasis de cómo se hacen las
historias? Los temas que mires pueden ser otros, no las pérdidas, no las
derrotas, no los golpes de Estado sino otra mirada de la sociedad y tal vez por
ahí vendría el cambio. Estoy pensando en la Colonia.
Fernando
Molina
Sí,
por ejemplo la Colonia, pero es difícil porque es una cuestión ideológica. Yo
creo que el nacionalismo necesita una historia de tragedia para presentarse a
sí mismo como un proyecto de superación y por eso la Colonia es mal vista, toda
esta leyenda negra, etc.
Cortez,
el primer historiador boliviano, escribió: no voy a empezar con la esclavitud
porque la esclavitud no tiene historia; ese tipo de visión muestra justamente
que si hubiera una interpretación diferente de la Colonia como más bien el
momento más grandioso, como decía Roberto Prudencio, el Collao, el Collasuyo y
luego la Colonia, como los dos grandes momentos históricos de la región,
entonces no habría esta contraposición de lo que se quiere hacer. Ahí hay un
elemento ideológico que ahora está muy presente en Bolivia y que esperemos que
no afecte al proyecto humano que estamos haciendo.
Esteban
Ticona
María
Luisa mencionaba ese lado extremo del pasado, pero también creo que sería
importante mencionar el lado de la generación de héroes, de caudillos, el caso de
Eduardo Abaroa que pasa a ser el prototipo de ciudadano que muere en la
batalla, ese tipo de cosas que hasta ahora se repite.
Me
parece que hay como dos vertientes que se generan del lado negativo pero
también del otro lado, de personajes que se van resaltando a lo largo de
nuestra historia. Yo quisiera relacionar con la psicología. Por ejemplo para mí
las cosas que decía Alcides Arguedas (pueblo enfermo) tienen que ver mucho con
la "psicología del boliviano", incluso hay que contextualizar, hay
que pensar en el momento que Arguedas está viviendo y como era el contexto en
general porque en esa época los indios no eran ciudadanos. Entonces Arguedas
usa un concepto de pueblo que era restringido y hoy representa a más sectores
sociales, y yo, en ese sentido, lo reivindico porque hay una crítica furibunda
que hace al mestizo que responde al momento que está viviendo. Por otro lado,
pareciera que la historia que se difunde, que circula de manera masiva incluso
en libros pirateados tiene que ver en que la investigación está en pocas manos
y las cosas nuevas que se van investigando todavía no están llegando a ese público
grande. Esto lleva a otros aspectos pero lo que me parece importante es como se
está interpretando y como se está reinterpretando, estamos hablando de datos
históricos con una interpretación psicológica.
Ximena
Medinacelli
¿Esteban
tú no crees, como decía María Luisa, que en algunos casos hay una historia
militante indígena que también ha marcado una visión exagerada del papel del
indígena o que ha "miserabilizado" a los indígenas?
Esteban
Ticona
A
mí me parece que habría que situar la militancia en determinados momentos. Yo
diría que esto es necesario e imprescindible, porque si no hubiera pasado hoy
en día los llamados indios tal vez seguirían siendo invisibi I izados; ahora,
otra cosa es que esto tenga otro recorrido, que se idealice su historia, es
otro problema.
Ximena
Medinacelli
Qué
dices Carlos...
Carlos
D. Mesa
Primero,
coincidir con un concepto básico. Yo creo que los lugares comunes, los
estereotipos nos están ganando de manera abrumadora en la educación académica
primaria y secundaria.
La
caricatura de la historia de Bolivia es dramática y ahí podríamos hacer
referencia a algunos motivantes de ello: un periodo prehispánico idealizado,
"perfecto", que se ha ido consolidando, eso es probablemente algo que
incluso en el romanticismo de la historia del siglo XIX se planteo; en la
medida en que los indígenas estaban fuera del juego podías tenerlos metidos en
un altar, y a qué indígenas, solamente a los incas, a Mama Odio y a Manco
Kapac, no a los indios de verdad, a los que reprimían y discriminaban; eso
marco un imaginario desde la Independencia. La Colonia sigue vista como el
momento más espantoso de nuestra historia, el momento negro del desastre y el
genocidio; y la República es vista como una sucesión interminable de fracasos.
Esa caricatura es la que en este momento manda en la educación y se está
repitiendo al margen de los esfuerzos gigantescos y de los avances
extraordinarios de la historiografía boliviana.
Yo
diría que en el caso de la República, Arguedas es un gran triunfador. Arguedas
ha logrado imponer, y no hemos podido derrotar esa visión, toda la lógica del
caudillismo, la lógica del presidente que le da de beber un vaso de cerveza a
su caballo, la lógica del presidente que celebra el carnaval en el momento en
el que está produciéndose la invasión, etc.
Creo
que hay todavía una grave dificultad para romper esos estereotipos y para
romper el facilismo de unos maestros que no están trabajando ni se están
formando adecuadamente en ciencias sociales.
Con
relación al tema que mencionaba María Luisa quiero hacer algunas precisiones en
referencia a nuestro texto de historia. Uno de los aportes fundamentales del
Manual de Historia de Bolivia (1958) que escribieron mis padres sobre la época
colonial, fue la incorporación de manera significativa, no marginal, de las
misiones jesuitas de Moxos y Chiquitos.
En
la Historia de Bolivia que hicimos a partir del año 97, mi madre hizo un trabajo
muy a fondo sobre la parte no andina del mundo prehispánico que ustedes pueden
ver en un capitulo especifico dedicado al tema de las tierras bajas, por
supuesto lo ya mencionado de las tierras bajas de las misiones de Moxos y
Chiquitos que fue la primera incorporación en la historiografía boliviana,
mucho antes de que Santa Cruz tuviera la fuerza propia para hacer las
reivindicaciones que con mucha precisión ha mencionado María Luisa.
En
lo que toca al periodo republicano nos hemos cuidado mucho de incorporar de
manera significativa los movimientos regionales, el tema de la goma, la
influencia económica de ese proceso, el tema de la quina, el desarrollo de los
movimientos cívicos, la reivindicación del 11%, en fin, el conjunto de hechos
que convierten a Santa Cruz y a la zona del oriente en un gran protagonista de
la historia.
Una
de las cosas que heredamos de Vázquez Machicado dentro de una historia muy
esquemática que le toco hacer en ese momento, es dividir los periodos históricos
no a través de los presidentes sino a partir de momentos económicos, y en ese
contexto el tratar de balancear lo económico, lo político y lo social, quizás
salvo en la época colonial. Hay todavía un déficit en la mirada sobre vida
cotidiana que es una de las recuperaciones importantes que tiene que hacerse en
las historias generales.
Ximena
Medinacelli
Dos
preguntas Carlos. A mí me impresiona como que no hemos dejado de mencionar a
Arguedas, que no era el plan original, porque como dices sigue imponiéndose.
¿Qué ha pasado para que eso cale tan hondo?, es una de las preguntas, o ¿cómo
poder romper esto? Y lo segundo, esto que mencionas acerca de su libro de
historia de Bolivia, donde se han tratado las tierras bajas y se ha visto lo
regional, pero, sin embargo, ¿no te parece que en verdad si se hace un balance
hay menos trabajos sobre esta región del país?
Carlos
D. Mesa
Sobre
lo primero yo tendría una observación a Esteban, en torno al tema de la lectura
de Arguedas. Si tú haces una lectura del Arguedas de Pueblo enfermo, el indio
es protagonista fundamental y no le va mejor al indio que al blanco o al
mestizo, es decir en Pueblo enfermo no se salva nadie. La crítica es demoledora
contra el blanco, contra el mestizo y contra el indio. El indio es un gran
protagonista en Pueblo enfermo. En Raza de bronce me parece que es
"el" protagonista; creo que ahí hay que hacer una relectura, hay un
Arguedas multifacético. Lo menciono en mis clases y leo las últimas cinco
páginas de Raza de bronce sin decir quién es el autor y todo el mundo piensa en
cualquier autor menos en Arguedas, porque Arguedas lo que te está planteando es
la rebelion, Arguedas dice que cuando todos los indios sepan leer y escribir y
se muevan al unísono en una dirección van a tomar este país y este país va a
ser de ellos, eso es lo que dice la última parte de Arguedas y lo dice el viejo
amauta Choquehuanca. El apellido tiene hoy connotaciones muy significativas.
Creo
que en ese sentido el Arguedas historiador, el Arguedas sociólogo, el Arguedas
novelista, tienen una visión multifacética. El Arguedas historiador nos está
derrotando y el Arguedas sociólogo nos está derrotando; yo creo que no hemos
podido revertir Pueblo enfermo, este es uno de nuestros problemas.
Con
relación al segundo tema, vuelvo sobre el punto. La cuestión es que en un libro
de historia general se tienen las posibilidades de sus propios límites y
objetivos. Un libro que tiene novecientas páginas no se puede desarrollar más
allá de esa limitación, ya casi necesitaríamos trabajarlo en dos tomos y esa es
una tarea que me imagino que ustedes han desarrollado mejor en los seis tomos
de la historia de la Coordinadora, ¿por qué?, porque es una historia que
engloba, y en la que se tienen posibilidades de desarrollar en profundidad a
diferencia de un manual o en un texto general.
Ximena
Medinacelli
La
experiencia ha sido así: ¿qué información tenemos de Tarija?, ¡Hay tan poco
trabajado!, todavía sobre Santa Cruz hay bastante. En arqueología se están
haciendo maravillas en el Beni, pero hay lugares sobre los que no hay nada.
Potosí, por ejemplo, ha sido el éxito absoluto en la Colonia porque hay mucha
información pero con suerte uno encuentra datos por aquí por allá de otras
épocas. Entonces tenemos una historiografía desbalanceada, es la evaluación que
tenemos.
Esteban
Ticona
Un
par de cosas para Carlos. En Pueblo enfermo la crítica más furibunda es al
sector mestizo absolutamente, se les dice de todo: corrupto, politiquero,
borracho, incluso hace una extensión a las mujeres de la época, hace unas
menciones al tema indígena. Por eso yo reivindico a esa crítica furibunda que
hace Arguedas en ese contexto de interpretación psicológica; se menciona al
indio pero me parece que el actor central de esta crítica en Pueblo enfermo es
el mestizo.
Ximena
Medinacelli
Entonces,
¿qué vacíos ven y qué aportes creen que deberían incorporarse a la historia de
Bolivia? Haremos una ronda más breve sobre qué temas les parecen centrales.
Carlos
D. Mesa
Yo
creo que en una historia general se tiene que tratar de reflejar los momentos
protagónicos de las regiones y los momentos protagónicos de la economía, de la
política o del desarrollo social, no siempre en un nivel de linealidad.
Obviamente Potosí en los siglos XVI y XVII tiene una importancia muchísimo
mayor que la que puede tener Santa Cruz; y en los siglos XX y XXI La Paz tiene
una importancia mucho mayor, por razones de peso específico y es inevitable que
tu tengas un desbalance porque es parte de la realidad histórica, no es
gratuito que todavía no tengamos una historiografía pandina o una
historiografía tarijeña tan desarrolladas como la cruceña. ¿Por qué en este
momento Santa Cruz está produciendo historia? Porque Santa Cruz tiene la masa
crítica de intelectuales, de poder económico, de poder de clase, de poder
oligárquico que requiere verse reflejada en una historia. En consecuencia, hay
que intentar una historia comprensiva pero entendiendo que hay limitaciones
vinculadas al contexto histórico que cada momento tiene.
Cuando
hablamos de una historia que tiene las dimensiones de Basadre por poner un
ejemplo de un clásico, una historia de 17 o 18 tomos que Bolivia no la tiene, y
que la Coordinadora ha intentando hacer, te permite una incorporación de cuestiones
mucho más a fondo. Hay que ser consciente de que una historia general no puede
desarrollar en profundidad ciertos temas aunque deseara hacerlo.
Hay
cosas de la cultura que en el caso de nuestro texto de historia tiene mucha
importancia. Nosotros dedicamos capítulos específicos en cada una de las partes
del desarrollo de la historia a la evolución de la cultura y a los aportes
culturales y el desarrollo creativo de la sociedad boliviana. Pero hay que
entender que los vacíos tienen que ver con el propio peso específico de los
protagonistas y de las regiones.
POSIBLES VACÍOS DE LAS HISTORIAS
GENERALES
Ximena
Medinacelli
¿Pero
hay algún tema que dirías "me hubiera gustado ampliar pero no ha habido
espacio"?
Carlos
D. Mesa
Un
ejemplo Interesante; cuando tu trabajas en profundidad el tema marítimo -como
es el caso- me obligo a hacer una reescrltura prácticamente total -salvo la
misma Guerra del Pacífico que creo que está muy bien desarrollada- de todo el
periodo post Pacífico. Probablemente si entrara en una discusión de mi propio
desarrollo hlstorlográflco en otros temas, siempre que entras en un tema, tema
Indígena, tema movimientos sociales, todo te queda corto. Acabo de leer, por
ejemplo, una biografía de Unzaga de la Vega de Ricardo Sanjlnés que me parece
Interesantísima en una relectura de ciertas visiones que yo tenía sobre el MNR
en los años 50 que voy a modificar. Pero es muy difícil decirte en concreto
algo que yo vea y diga en esto hay una deficiencia a pesar de que sé que tiene
deficiencias.
Fernando
Molina
Yo
creo que aquí es clave hacer una diferencia entre libro y enciclopedia, porque
a mí me parece que la historia de los Mesa ya corresponde casi con la
enciclopedia, es decir, es un libro de consulta, no es un libro de lectura,
para leer de un tiron. Entonces la pregunta es: ¿una historia general debe ser
un libro para leer de un tirón o debe ser un libró de consulta?
Ximena
Medinacelli
Klein
se puede leer de una sola vez.
Fernando
Molina
Esa
es la ventaja de Klein. Ahora, si ustedes van a publicar 1.800 páginas, varios
volúmenes, entonces harán una enciclopedia de la historia boliviana, un libro
de consulta que nadie va a leer completo y que tiene otro tipo de uso. Por
tanto, se seguirán necesitando las historias que sean pequeñas, relativamente
pequeñas, no de 900 páginas, sino de 400, que tengan la capacidad de dar un
pantallazo, una visión más general de la historia del país. Creo que si Klein
ya está desactualIzado; va tener que ser sustituido por alguien más. Pero lo
que la Coordinadora está haciendo no es tratar de sustituirlo. Así que la
carencia permanece, más si el libro de los Mesa sigue creciendo, y termina
convertido en una enciclopedia y en un libro de consulta. Entonces, ¿qué es lo
que debe tener una historia general, en el sentido que estoy defendiendo? A mi
juicio, una gran capacidad de síntesis.
Ximena
Medinacelli
Algo
que es muy difícil.
Fernando
Molina
Sí,
en este caso la síntesis tiene que ser más potente que el deseo de encontrar
nuevos documentos, nuevas visiones, porque si se tratara de hacer un desarrollo
de alguna cuestión lo que corresponde es un estudio monográfico. Para una
historia general lo Importante es la síntesis y en ese sentido va mi crítica a
los historiadores modernos. Los leo, los consulto, veo que están haciendo un
gran trabajo y productivo además, pero que al mismo tiempo son excesivamente
especializados y excesivamente pormenorizados. Llegan a un nivel de detalle que
seguramente es muy Importante en la academia, pero que para el lector común,
para ese maestro de colegio al que quisiéramos llegar, realmente es un
Impedimento. Por eso yo espero que esta su historia general de Bollvla guarde
un equilibrio entre la necesidad de precisión y la de la síntesis.
Ximena
Medinacelli
Solamente
comentarte que este ha sido uno de los problemas en la elaboración de nuestros
tomos y ha sido Imposible conseguir síntesis en algunas etapas, no es tan fácil
encontrar las prioridades.
Esteban
Ticona
Para
mí hay vacíos muy grandes sobre la historia Indígena y la historia regional, me
parece que habría que buscar un equilibrio respecto a la historia clasista y
oligárquica. Doy como ejemplo el pueblo guaraní que desde la época colonial
tiene una vasta documentación y a estas alturas creo que posiblemente es uno de
los pueblos Indígenas más documentados pero su historia no se conoce salvo por
algunas investigaciones.
Entonces
hay que buscar alguien que investigue. Para el tema regional hay muchas
vertientes de lo regional, quizás la que nosotros más conocemos es la de José
Luis Roca, pero a fines del siglo XIX y principios del XX hay una discusión
enorme sobre la temática regional que no se conoce.
Un
aspecto que me parece vital es que precisamos reescribir todo sobre la
problemática del mar. La Cancillería tiene un archivo extraordinario y
lamentablemente no se lo ha usado como se podría hacerlo.
Fernando
Molina
Yo
me olvidé una cosa. Yo creo que lo que falta en la historia nacional es
economía, más historia económica.
Carlos
D. Mesa
Una
observación a Fernando en función de los objetivos del libro de historia.
Coincido en que uno de los caminos es el de un libro sintético tipo Klein que
te permite una lectura Integral, con una narración con capítulos cerrados, una
historia con mucha Información muy valiosa. Pero me parece que es
Imprescindible un libro de historia, no sé si el termino es enciclopédico, pero
sí un libro lo suficientemente completo y detallado para que tú trabajes en una
Investigación sobre un episodio especifico.
El
libro que ha hecho la Coordinadora de Historia no está pensado como para que yo
como ciudadano común me lea los seis tomos de corrido, no es ese el objetivo.
El objetivo de la historiografía de un país es aportar textos lo
suficientemente amplios como para poder cubrir todas esas perspectivas. En una
historia general hay dos posibilidades, la de Klein es una posibilidad y la
nuestra es otra, ambas creo que valiosas.
Esteban
Ticona
Algo
más, la historiografía nuestra tiene que ser de la más rigurosa posible citando
fuentes, bibliografía, etc., criticando las publicaciones que se han hecho.
Necesitamos un texto de la mayor rigurosidad posible, que le va a dar el mejor
sustento académico a los temas.
ESCRIBIR LA HISTORIA: ¿UNA TAREA
INDIVIDUAL O COLECTIVA?
Ximena
Medinacelli
Le
vamos a dar la palabra a María Luisa y luego ella nos va a permitir pasar al
siguiente tema, el de la obra colectiva.
María
Luisa Soux
Bueno,
cuando empezamos este diálogo dije que hay que distinguir los tres tipos de
obra, porque cada una tiene un objetivo diferente y eso es lo que hemos
discutido, el tema del libro de Herbert Klein se lo puede leer de una vez. En
el caso del libro de Mesa Gisbert, ¿por qué ha dejado de ser manual?, porque se
ha transformado en otro tipo de proyecto y yo coincido con Carlos, que lo que
falta aquí es una historia general bastante amplia. Existen historias de
Francia en 20 tomos, la historia del Perú de Basadre. Cuando escribo textos
escolares que es hacer algo más corto necesito nutrirme de estas obras más
extensas. Y el día que haga un texto para niños en 50 páginas donde puedan
entender la base de la historia de Bolivia me voy a sentir muy feliz, pero el
objetivo del proyecto de la Coordinadora es hacer esa base para estos libros de
síntesis. Esto no quita que también alguien pueda animarse a leer las 1.800
páginas que va a tener la obra.
Ahora,
¿qué vacíos hay que llenar? Creo que es fundamental no tanto llenar vacíos pero
sí plantear visiones alternativas a posiciones que se han convertido en hechos
y que muchas veces están mitificados.
Entonces
es fundamental poder plantear visiones alternativas a lo que fue la Colonia, a
lo que fue el proceso de independencia o a lo que fue la Revolución Nacional
que son momentos fundacionales. Hay que superar totalmente esa historia llena
de malos y buenos. Entonces, más que un vacío específico, es tratar de poner en
entredicho varios de estos mitos y eso tiene relación con los aportes que hay
que seguir incorporando. Que alguien lea los últimos aportes académicos a
partir de un texto intermedio entre los textos más académicos y los textos
escolares. Si nosotros no llenamos este lugar intermedio es muy difícil que un
texto escolar recupere un texto de investigación dura, con fuentes, con citas,
con documentos, etc. Creo que es el aporte que estamos tratando de dar.
Ximena
Medinacelli
Pero
estos momentos fundacionales que dices son también puestos en cuestionamiento.
Si no entiendes el siglo XVII no entiendes nada y ese no está considerado
normalmente, hasta donde yo entiendo, como un momento fundacional. ¿Qué dices
Fernando?
Fernando
Molina
Bueno,
Zavaleta no lo ha incluido como uno de sus "momentos constitutivos".
Carlos
D. Mesa
Yo
creo que el siglo XVIII es más importante que el XVII.
María
Luisa Soux
Es
fundamental poder plantear algo que llene ese vacio, de otro modo los colegios
van a seguir repitiendo lo mismo. El cambio logicamente será lento pero es un
cambio necesario. Hoy en día los chicos ya tienen una visión diferente que la
que tenían hace unos 20 o 30 años.
Ximena
Medinacelli
Los
tomos de historia que van a salir no tienen notas al pie de página, solamente
llevan entre paréntesis los autores citados porque están pensados para un
público no académico. Sin embargo cada tomo debe tener por lo menos unas 40
páginas de bibliografía.
Ese
texto intermedio del que hablas María Luisa, y empezaremos contigo, ¿crees que
debería ser una obra colectiva, como ves este proceso que parece complicado?
María
Luisa Soux
Creo
que ha sido un reto trabajar como obra colectiva porque no ha sido ni la
experiencia de trabajo de Carlos donde una persona se encarga de una época,
otra persona de la otra, sino que en cada uno de estos seis tomos han
participado entre seis y ocho personas, en algunos casos inclusive todo un
capítulo está escrito a doce manos y en otros casos hay pequeñas partes en las
que se pueden distinguir más quien es el que ha escrito.
Tampoco
es el caso de “los Bolivianos en el tiempo” donde era una sumatoria de
artículos que he vuelto a leer la semana pasada. Hay muchas contradicciones
entre las posiciones, inclusive en temas de contenido, de información diferente
entre un artículo y otro.
En
este momento del siglo XXI hubiera sido imposible hacer el libro de la
Coordinadora si no hubiera sido una obra colectiva; Basadre ha tardado muchos
años en escribir su obra y hoy el tiempo nos jala y a nosotros nos parecía
muchísimo tiempo tres años de escritura.
Pero
no solamente eso, sino que la bibliografía es cada vez más amplia y ninguno de
nosotros puede dominar todo. Entonces, una obra como la que hemos hecho tenía
que ser una obra colectiva.
Ahora
el problema que tiene la obra colectiva es que no todos tenemos la misma
visión. Hubieron muchas discusiones, se ha tratado de mantener el respeto a la
pluralidad de ideas y eso ha sido muy rico porque hubo mucho debate, a veces
debates fuertes de posiciones diferentes pero que justamente por la complejidad
de la obra y el proyecto creo que más bien se ha enriquecido porque no es una
visión unipersonal sino es un compendio de visiones. También en algunos casos
parecía que fuera solo una persona la que estaba hablando y hubo acercamientos
tan grandes que no se necesitaba discutir.
Pienso
que en el siglo XXI una obra general, una historia como la que se ha planteado
necesariamente tiene que ser una obra colectiva.
Fernando
Molina
No
estoy muy seguro si existe esta cadena, es decir, primero las monografías en
investigación, luego la historia general enciclopédica y luego viene la
síntesis.
Ximena
Medinacelli
No
necesariamente.
Fernando
Molina
Yo
no creo que los sintetizadóres se basen en ese punto intermedió (la historia
general enciclopédica). Por ejemplo, si yo quisiera escribir una historia de
Bolivia no me basaría en la historia de Carlos Mesa, porque allí ya está
incorporada la síntesis de él y sus padres.
Creo
que el conocimiento ahora es tan enorme que es imposible que una sola persona
haga el trabajo completo, con pretensión de completitud. Es imposible.
También
creo que el hecho de que la historia sea colectiva va a traer problemas de
unidad y forma. Sobre la forma hablaré un poquito más adelante; sobre la unidad
anoto lo dicho por María Luisa: la variedad de criterios hace que esta
historia, siendo gigantesca, tampoco sea canonica, porque habrá un debate
interno en ella.
Ximena
Medinacelli
Por
eso es complejo.
Fernando
Molina
Es
complejo y por eso también es perecible, como todas las obras y otros intentos,
pero de todas formas saludo ese esfuerzo, por supuesto. En cuanto a la forma,
me parece que ese es un punto de la mayor importancia. Me refiero a la
capacidad de comunicar de manera persuasiva, amena, interesante la historia de
Bolivia; hacerlo me parece crucial, y lamentablemente este es uno de los puntos
en los que más flojos estamos. Tomemos en cuenta que justamente por eso las dos
historias que se venden hoy en el mercado son las más accesibles desde el punto
de vista formal. Yo entiendo que la investigación tiene sus propios mecanismos,
pero se necesita, especialmente en una historia general, tener conciencia clara
de la forma de presentar las cosas, del armazón, de la elegancia. Creo que en
eso los franceses nos superan a los bolivianos y a todos los demás. Tienen
historiadores como Furet, quien sabía más que casi nadie de la revolucion
francesa y al mismo tiempo también era un gran escritor.
Eso
sí, tal vez es imposible ya hablar de colectivos cuando se habla de la forma.
Cuando se habla de la forma se habla del autor, en singular. Si yo me pongo a
escribir con Esteban, seguramente el resultado no va a ser un texto muy bello;
puede ser que sea bueno pero no muy bello.
Entonces
todavía está pendiente en Bolivia la escritura de una historia amena y bella, y
creo que los divulgadores tenemos que enfrentar el desafío de hacerla,
basándonos en las investigaciones pero con la mente puesta en la necesidad de
hacer un trabajo artesanal fácil de acceder y de consultar.
Ximena
Medinacelli
La
forma ha sido uno de los problemas que hemos tenido, hemos intentado poner los
textos de modo no solo accesible sino lindo, persuasivo, pero los logros ya no
están en nuestras manos, ya se verá después.
Esteban
Ticona
Yo
estoy de acuerdo en que debería ser una obra colectiva, tal vez habría que
precisar esto de lo colectivo. Yo al inicio cuestioné esta mirada de clase
social de los historiadores pero cuando hablo de colectivo tendría que estar
gente que está mirando desde lo regional, gente que está haciendo la historia
indígena; cuando hablo de lo colectivo tiene que ver con esta especie de
géneros que nos permitan tener una mirada mucho más amplia.
Ahora
yo sé lo dificultoso que significa escribir de manera colectiva, pero no se
trata de uniformizar sino más bien de que haya distintas percepciones y voces.
No
es lo mismo un texto totalmente academicista que un texto que no sea académico
pero que use un lenguaje mucho más accesible. No descartaría la difusión de
esas historias en otros formatos, porque estamos en un momento del auge de
otros lenguajes Carlos ha hecho documentales, creo que no nos da tiempo para
saber como se hace y no sé si han hecho alguna evaluación del impactó de este
tipo de trabajos.
Carlos
D. Mesa
No
tengo la menor duda de que en el siglo XXI es imposible un trabajo de
equivalencia a lo de Basadre a nivel individual, no solamente por el tiempo
sino por lo que ustedes han subrayado, la bibliografía existente es tan
impresionante que es absolutamente imposible que una persona pueda abarcarlo
todo. No tengo ninguna duda de que la única posibilidad de encarar un esfuerzo
de esa naturaleza es lo colectivo.
La
pregunta aquí es ¿qué colectivo? El colectivo que ustedes han planteado es un
colectivo diverso, es un colectivo ideológicamente con ciertos puntos comunes
pero con muchos puntos de diferencia que probablemente enriquecen. Podría ser
el colectivo del POR escribiendo sobre la historia de Bolivia y ese es un
colectivo específico, es un colectivo que tiene una ideología detrás y que se
mueve -independientemente de qué escribas- sobre unos parámetros ideológicos
cerrados. El de ustedes es un colectivo plural que creo que enriquece y creo
que es lo deseable. Y me imagino que ustedes han debido discutir periodos no
muy polémicos para llegar a un punto de consenso o por lo menos a un acuerdo
básico que te permita que el libro tenga una determinada unidad. Creo que el
esfuerzo colectivo diverso, plural, es saludable y es necesario; por la
naturaleza de los historiadores que conforman el grupo que ha hecho el trabajo
asumo que eso se ha logrado.
Quisiera
hacer un breve apunte en defensa de algo que en general se critica con razón,
pero a veces perdiendo de vista algo fundamental que es el tema del
presidencialismo. Si tú tienes que desarrollar periodos políticos bajo la
influencia fundamental de personalidades como Andrés Santa Cruz, Víctor Paz
Estenssoro o Evo Morales, por ejemplo, no puedes pretender que los procesos
políticos que condujeron no toquen la significación de los presidentes Santa
Cruz, Paz y Morales, sus personalidades por lo que significan en términos de
llevar adelante determinadas acciones que no se hubieran podido llevar adelante
si no hubieran estado ellos y sí otras personas. Creo que hay que reconocer que
los procesos políticos y los procesos sociales son fundamentales, pero no se
puede perder de vista la influencia fundamental de personalidades que cambiaron
el destino de la historia del país y que transformaron porque ellos estaban y
no otros y en gran medida hicieron posible el desarrollo de la historia.
Ximena
Medinacelli
Agradecerles
a todos ustedes por el tiempo, por el entusiasmo y por los aportes de esta
mañana. Contarles que esta obra ha tenido cero financiamiento y no sé como pero
ahí está, y eso garantiza también su independencia.